He descubierto dos versiones del poema “La Cieba”. La primera que
presento la encontré un una vetusta colección poética llamada “Indice General
de Poesía Hondureña”, por Manuel Luna Mejía; de Editora Latinoamericana S.A. Aquí la
transcribo.
La Ceiba
Viva la estrella del norte,
buenos días,
¿eres la misma que conocí ayer?
¿Recuerdas mi gastado uniforme
del colegio,
y mi pobre cabeza que tejía mentiras?
-Era la mar verde flor
mecida por un viento alucinante.
Tras la antigua sirena
corría ciega mi alma,
y tú la detuviste por pequeña,
generosa ciudad-.
Dime,
¿qué fue del profesor terrible?
Mis suaves compañeros,
Boris,
Roland,
Alina
y el silencio del patio
¿dónde fueron?
Desde aquel tiempo a éste
he vivido soñando,
(distraído en las tardes
sueño puertos azules
con pleamares de auroras),
y yo soy nada igual que una bahía.
Hoy apenas te veo.
Traigo arena en los ojos
y la ilusión callada.
Fuiste la sola que no me hizo daño,
y para ti este canto, ciudad
buena.
Esta otra versión forma parte del poemario “El Llanto de las Cosas”
(1995) del mismo autor. Aclaro que lo copio tal y como se encuentra en el
libro. (süave).
La Cieba
Ciudad, muy buenos días-¿sigues siendo la de antes?
Mi colegial cabeza
Con los ojos de ciervo degollado-¿la recuerdas?
¿Quién domestica el mar al rojo vivo?
Mis amigos de entonces: Boris, Roland,
Alina la süave y el patio del silencio
-¿dónde
fueron?
Y Spilbury,
el hombre aquel del manotazo negro-¿qué se hizo?
Entre ese tiempo y éste he llegado a saber que soy yo
nadie
igual que una bahía.
Hoy apenas te veo. Traigo arena en los ojos y
la ilusión callada.
Fuiste la sola que no me hizo daño y para ti este canto,
ciudad buena.
Esta versión el poeta se la dedica a Hernán Antonio Bermúdez. Es más corta que la anterior, quizá, creo yo, con
el propósito de adaptarla al estilo que presentan los poemas que componen el libro.
-Ambas versiones comienzan casi de la misma forma: el poeta saluda a
la ciudad. Salvo que en la segunda, ya no se lanza el piropo “Viva la estrella
del norte”. Pero en las dos se le pregunta a la ciudad si no ha cambiado, como
quien se reencuentra con una amiga a la que no visita desde hace mucho tiempo.
-“…y La pobre cabeza que tejía mentiras”, ahora aparece con una
descripción grotesca “cabeza con ojos de ciervo degollado”, esto para que la
ciudad logre identificarlo. En la primera versión Sosa le presenta indicios
concretos que lo caracterizaron en aquel entonces, donde revela su ingenua
mocedad “corría ciega mi alma” al ir “tras la antigua sirena”. Pero en la
segunda simplemente pregunta quién (o quienes), ahora, ."..domestica el mar"; asumo que son los nuevos marinos y
demás personas que viven del gigante enrojecido.
-Los amigos no cambian, pero en la primera versión a Sosa le interesa
saber si aún existe el silencio, mientras que en la segunda opta por el lugar
donde éste habita ¿Lugar de castigo?
-El estado actual del autor no cambia en ambos, tal como se reconoce a
sí mismo:
soy yo nadie (nada) igual que
una bahía. En el segundo me suena más enfático que el primero. Al final, se
le recuerda (a la ciudad) con afecto y le rinde homenaje por ello, por no
hacerle daño; a pesar que tanto Sosa como la ciudad hayan cambiado ya, una vez
fugados los tiempos de la adolescencia.
Ambas versiones me gustan, y por eso considero bueno juntarlas y
recordarlas.
1 comentario:
Hola David, despues de años figurando en esto de los Blogs, hoy he decubierto el asunto de adsense para intentar sacar un poco de partido con Adsense, de google ¿lo conoces?. Ya te contare. Parece interesante, aunque se apoderan de ti. A mi me lo han explicado en clase de informática y a falta de curro, hay que intentar buscarse la vida intentando ganar unos céntimos. Saludos. Un abrazo. Muy bueno el poema. Odio los Chapkas pero que se le va hacer... jeje.
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