La Venganza de los Sith

-Lord Davinus-
-Yes, Master-
-RACE-

Son mentiras, no me hagan caso, ahora vamos a lo nuestro:

Antes de comenzar a dar mis comentarios, los cuales no pretender ser una imposición para nadie, diré que siempre es mejor opinar sobre una película, un libro o un disco musical cuando se tienen la experiencia de observarlo, escucharlo, evaluarlo y disfrutarlo uno mismo. Muchas veces predisponemos nuestras actitudes antes de entrar en la sala de cine, claro, gracias a las opiniones adversas que previamente hemos recibido sobre la película; llegamos pues a corroborar lo nefasto de la producción cinematográfica o, sencillamente, ni siquiera nos movemos de nuestra casa. Por supuesto que lo contrario (buenas opiniones) a esta situación también vale.

Como entramos libres de algunos prejuicios eso no nos afectó demasiado, sabíamos a que atenernos con los films de George Lucas; esperábamos bastante acción, entretenernos, emocionarnos, disfrutar y, la verdad, no salimos decepcionados. Con “La Venganza de los Sith” se cierra un ciclo en la saga de películas de STARWARS, tal vez la serie cinematográfica con más éxito taquillero en la historia del cine, además de mejorar e innovar la tecnología visual aplicada al séptimo arte.

Creo que Lucas da un buen ejemplo de creatividad a pesar de que sus películas no idean nada nuevo, lo único que hacen es recombinar hechos, conceptos e ideologías de nuestra historia interpretándolas a través de una galaxia muy, pero muy lejana...

La invención más interesante, en mí opinión, de STARWARS son los llamados Caballeros Jedi. Pero ¿Qué es un Jedi? :

A ver, tenemos a unos mojes medievales con ideas indostanas (La Fuerza), regidos por códigos de honor y lealtad, dedicados al servicio de la paz, obligados a vivir en una supuesta castidad y entrenados en artes marciales sumamente peculiares, por lo que una suerte de samurai galáctico también llega a enriquecer la configuración de este carácter. Poseen sorprendentes facultades psíquicas, las cuales requieren ser cultivadas desde muy temprana edad, es así como el aprendiz de Jedi (Padawan) tiene que atravesar por un duro entrenamiento que lo hace crecer en sabiduría y espiritualidad. Están organizados mediante una simple jerarquía: Los maestros, con un jefe supremo, en este caso Yoda (el papa de los Jedi), los cuales forman un concilio; los caballeros y los ya mencionados Padawan. La orden de los caballeros Jedi (orden de los caballeros teutones), en síntesis, representa la parte espiritual del universo de Lucas, centrado en el materialismo tecnológico, agobiado por desmanes políticos, incongruente y con personajes hambrientos por el control y el poder.

Pero como en casi todo mito y creencia religiosa, existe una parte maligna y destructiva que pretende apoderarse de todo, en este caso se trata de los Sith, ellos representan la antítesis de los Jedi aunque comparten la misma esencia, “la fuerza”. La fuerza es energía que une al universo la cual ambos personajes, Jedis y Siths, aprenden a controlar; los unos la obedecen e interpretan y los otros la manipulan para sus intereses egoístas (Lado oscuro de la Fuerza). Los Sith no entienden de equilibrios, lo absoluto y extremo es el principio de su perversión, comulgan con el odio y la ira para incrementar su poder, y así, vencen a los Jedis ahora prepotentes y orgullosos de tenerlo todo bajo control.

En la Venganza de los Sith, existen algunas ideas plasmadas en pequeños tips que bien vale resaltar, como por ejemplo el afán por conservar la democracia frente a la amenaza de una dictadura (el caso de cuba me vienen a la mente) y la actitud fundamentalista de “el que no está con nosotros está contra nuestra” (el que no es mi amigo es mi enemigo), aplicada casi a rajatabla por el gobierno de George W. Bush.

Lo que más me llamó la atención de esta película es la seducción a la que fue expuesto el personaje de Anakin; el malvado Lord Sith Dark Sidius (Ejemplo fantástico del manipulador) indaga en el interior del impetuoso Jedi estimulando su odio, resentimientos y sufrimientos pasados. Claro, aunque el joven “any” nos parezca en reverendo tonto al caer redondo en semejantes charlatanerías. De cualquier manera, Lucas comprende bien la dinámica del mal en el aspecto espiritual.

El personaje que más me agradó en esta trilogía fue Obi Wan Kenobi, quien es definitivamente el héroe trágico de esta última película; venciendo a su compañero y amigo en una batalla de espadas de luz poco creíble pero de buen gusto; Kenovi es humilde al reconocer que le falló a su discípulo pues sus enseñanzas no dieron el fruto esperado. Así mismo, y como ya lo mencioné, el malvado Dark Sidius, Anakin, Yoda y el intrépido, simpático e impredecible androide R2D2 fueron de mi agrado, los demás son personajes decorativos.

Este cuento de hadas galáctico tiene su enseñanza, así muy someramente, pero la tiene. Por desgracia, el peor enemigo de “La Guerra de las Galaxias” es su propio creador, quien ha caído irremediablemente en el lado oscuro de la fuerza. Desestima la esencia de su historia cuando convierte la fuerza y los valores Jedi en una simple franquicia de mercado, con la cual ha puesto en venta una serie de productos (algunos sin sentido para mí) mantenidos por un séquito de fanáticos que no estiman el auténtico concepto de la historia. Decepciona también a los viejos seguidores y, ante todo, se convierte en el emperador de una maquinaria comercial y abrasadora que impide el paso de otras propuestas más creativas e interesantes. Irónico, pues el mismo Lucas, que comenzó desde abajo, luchó en contra de este tipo de emporios comerciales a los cuales sólo les interesa ganar dinero; al final, cedió y se transformó en el Lord Dark del Cine contemporáneo. Por tal razón, me siento más atraído por la primera trilogía exhibida.

Concluyendo, se supone que la “moraleja” de STARWARS es que no olvidemos del todo la espiritualidad que al ser humano tanto lo a caracterizado, cambiándola por un materialismo tecnológico abrumador que nos manipula y enajena constantemente. Ojalá que nuestro ateísmo, del cual hoy nos sentimos extraordinariamente orgullosos, al final no se nos venga encima aplastándonos sin misericordia; de todas maneras, ahí estará siempre la parte espiritual, latente, esperando para salvarnos; puesto que el universo es aún un enigma para nosotros, sólo pretendemos explicárnoslo hasta donde nuestro conocimiento y la inteligencia nos lo permite por ahora.