miércoles, mayo 08, 2013

Fragmento de la Novela “Leda-Nova” (Inédita)

















I
“Amaneció como siempre, con el viento del norte arrastrando aquel polvo que cada noche engulle esta lóbrega ciudad.  El Soplo es gélido y se ve acompañado por el rocío  no menos apático, ambos calan en un espacio contra el tiempo y sin futuro. Al menos eso dicen las voces diurnas –Trémulas y desconfiadas- que aún deambulan por los puentes peatonales, en su ir y venir de edificio en edificio; caminando a paso veloz las siluetas se cuidan del ambiente sicalíptico  e infeccioso de las calles, hoy abandonadas por sus antiguos usuarios. Ahora, tras una trepidante emigración urbana, fueron invadidas por los Desplazados del Archipiélago de Centroamérica. Lo mayor parte de los citadinos se fueron, si,  a casusa del temor a la locura, de aquel inexplicable delirio colectivo que los embaucó a casi todos. Sucumbieron ante el dominio de lo incierto, dejaron a su suerte a los pocos que tenían el ombligo anclado a las cloacas de la ciudad. La luz solar se abre paso por la capa blancuzca de nubes amargas que obstaculizan su candidez, así se prolonga la mañana, sin distinción del mediodía, hasta que llega la noche, de nuevo con las ventiscas, con el polvo del desierto de Yantea, cuando reinan las tinieblas que lloran la inexplicable lluvia helada, mancillando el concreto y el hierro de por sí decadente.”
Del Capítulo I

Sería la continuación de “El Desierto de la Revelación”, empleando el mismo “universo” pero con personajes y trama diferentes (pues maté a casi todos los protagonista de la anterior). En este caso Alexander Flamenco, un joven que es parte de un grupo rebelde y supuestamente revolucionario, se cuestiona el accionar de su grey al margen de toda moral y ética ¿El fin justifica los medios? Su consciencia  no lo dejaría en paz tras intentar cumplir una arriesgada misión para la cual no está bien preparado: contribuir al asesinato del empresario Jorge Travell. 

Me decepcioné tanto con el rechazo de la primera novela, que ni me molesté en terminarla esta obra. Ahí murió la flor.

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