El corazón sublime expele una persuasión desinteresada, en reacción, alienta las voluntades poderosas, lejos de la fanfarria promocionista del ego, del superego, de los multiegos. Afuera nadie la ve, nadie la escucha, nadie sabe, salvo la palma árida donde cae la fortuna. No es una dedicatoria a la lástima, ni música de fondo, se trata, simplemente, de respeto.
David R. Moran.
Teguciglpa
Marzo 2007
3 comentarios:
Ya que la caridad poco soluciona, al menos el respeto.
El respeto hay que conquistarlo, como la libertad
el respeto es una especie en peligro de extinción...
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