viernes, mayo 13, 2005

Esos Días de la Adolescencia


Posted by Hello

Años atrás, cuando la vida apenas podía captar algunas perspectivas de colores básicos, el mundo era una esfera cuadrada de ilusiones y experimentos personales; se ensayaba un talante, prototipo en fase de evaluación, aprovechando así la energía impetuosa, descarada y desafiante que el espíritu rebelde muestra frente al orden de las cosas, principiando, claro está, por las fundamentales.

Comenzamos por encontrarnos los unos a los otros gracias a la confluencia de nuestros destinos (patrones de vida). Coincidieron pues los ingenios salvajes y creativos, tomaron forma, se fueron robusteciendo con el paso del tiempo y, así, las mancuernas se afianzaron ingenua pero fuertemente, hasta el día del fin.

Tomamos algunos modelos (ver fotos), no para remedar del todo el estereotipo que proponían ni mucho menos para alabar sus rezos ideológicos, eran simplemente símbolos que pintaban la furia que nos hacía gritar: “Queremos ser nosotros frente al todo”, “hemos sido influenciados por otras fuerzas, horrendas tal vez, pero más auténticas que las suyas”. No solamente la cargábamos contra los padres, los maestros y el sistema educativo, también mortificábamos a nuestros contemporáneos con esas conductas irreverentes, supongo que preferíamos el cinismo a la hipocresía.

Representábamos la contracultura sin la necesidad de crear una banda musical con fines de lucro. Aunque, debo reconocer, soñamos infinidad de veces con eso; pero nos faltó capital y nos sobraba pereza, al romperse la primera cuerda acabó todo. No obstante, procurábamos estar al tanto del asunto, cada vez lo tomábamos con más seriedad y deleite, tanto así que no percibíamos el ardor y el sufrimiento de los oídos ajenos. Desistimos de los sueños de “Estrellas Rock” una tarde cuando entramos por vez primera a un concierto, ahí aprendimos que morir de muerte natural en esos recintos era de veinte puñaladas por la espalda. Nos alejamos de inmediato y contuvimos nuestras estúpidas cabecitas ingenuas.

No faltaron las adolescentes estrellando su belleza contra nuestros blandos corazones, haciéndolos pedazos una y otra vez. Nos arrastrábamos como perros tras una bonita cara, una pierna bien torneada, unos glúteos latinos y el recatado candor de los senos típicos de la edad. Aunque algunos probamos temprano su carne y otros esperamos hasta la universidad, la imagen de aquella chica que no tuvimos sigue latente aún en estos días; nadie quiso reconocer por qué nos quedamos mudos, nadie optó por dar el primer paso y los otros, como grandes camaradas que éramos, respetarlo. Preferimos nuestra amistad que a ese chica de la cual todos estábamos terriblemente enamorados.



Mientras nuestros compañeros de clase procuraban sacar excelentes calificaciones y proteger un prestigio estudiantil de intachable conducta, nosotros nos reíamos de nuestros exámenes, entre más baja la nota (9 de 100 por ejemplo) más era la comedia. Asimilábamos bien las victorias pero, al mismo tiempo, amortiguábamos de forma “positiva” nuestros fracasos. Mientras la chica que amaba aparecía en el cuadro de honor del colegio, yo era una lacra que reprobaba las asignaturas; siempre iba a la “recuperación” para poder aprobar el curso. Era algo interesante, jodíamos todo el año sin estudiar y, al final, en período extraordinario, aprobábamos todas las materias. Aprovechábamos muy bien los escollos del sistema. Éramos unos genios.

Retomando la voz, digo que el día final llegó, nos separamos tomando rumbos desiguales que, lógicamente, nos hicieron madurar de diversas formas. Para bien y para mal. Hoy somos pilotos, dentistas, periodistas, psicólogos, comerciantes y otros ni siquiera sabemos lo que somos. Nos vemos esporádicamente, buscamos entre nosotros a esos amigos, a esos hermanos que nunca regresarán; no murieron, se quedaron perdidos en el tiempo.



No he sido del todo honesto, reconozco que sufrí mucho, aguanté demasiado por ser quien era, pero no me arrepiento de ello. En el fondo nunca fui un adolescente, sino un niño jugando a la adolescencia; pienso eso porque temo que ahora que soy un hombre ocurra exactamente lo mismo. Y tampoco me arrepentiré de ello.

8 comentarios:

OdinGhost dijo...

Interesante Mr Morán!!!
And Justice for all!!!
Justice is raped
justice is gone!
pulling your scream
justice is done
seeking no truth
wining it all!
Algo así era la letra!!!
Son muy muy buenas las letras de metallica.

Volviendo al post! Yo no me arrepiento de nada de lo que hice en mi adolescencia porque intenté ser auténtico, intenté conectarme con lo que me gustaba, rebelándome porque no exite otra forma para buscar el propio camino. Y no existe tampoco otra forma ahora. Lo que uno aprende con el tiempo es a negociar... Sin venderse. Negociar con la vida, con la sociedad, con la realidad...

Me hiciste acordar de los programas de radios y las revistas que compraban mis hermanos mayores. Los discos los tenían todos y yo escuchaba con ellos. A mi me gustaba también esa música, Megadeth, Halloween, Quiet Rior, Twisted Sister, Te puedo enumerar muchísimos, que los escuché y de cuando en cuando los escucho... El tema es que también escuchaba, Los Ramones, Marley, Leon Gieco, Los pericos... Hasta toqué el bajo con "Los Billy de Kids" como nos llamábamos. alguna grabación debo tener por ahí...
Bueno la verdad es que podríamos sentarnos en un bar a tomar unas cervecitas y charlarlo... las chicas!!! las pruebas uhhh!! van a ser varias cervezas para charlar todo!!!
nos vemos estamos leyendo!!

scape95 dijo...

Hola David, pasé a saludar. Tu post me trae bonitos recuerdos...

Tbo dijo...

Supongo que todos fuimos rebeldes alguna vez, de hecho seguimos siéndolo, cada uno a su manera, ¿verdad?. A mi tu post también me trajo recuerdos de la pandilla, esos tiempos ya no volveran, son otros tiempos. En nuestro caso nos separaron las mujeres, es un decir, la gente se fué emparejando y después se pierde el contacto, no se exactamente por que. Algún día de estos, me gustará rememorar viejos tiempos con alguno de ellos, si los vuelvo a ver. Saludos.

David Morán dijo...

Aunque ahora ya no me apetece mucho esa música, cuando la oigo en la radio me pongo algo nostálgico, como dice Odín, compartiríamos todos una tarde platicando de esos años pasados, rememorando lo que hacíamos o deshacíamos.

Es realmente interesante saber cuanto hemos cambiado a lo largo de tan poco tiempo, en ese instante te das cuenta que la vida es finita, y más aún, corta. Creo que esa es la utilidad que encontré al rememorar estos recuerdos, me ayuda a comprenderme y conocerme mejor, además, me pone a pensar en lo que me queda por hacer en el resto de mi vida.

Camaradas, saludos para ustedes.

Luis Amézaga dijo...
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Luis Amézaga dijo...

Qué antiguo me coges. Si a alguien por difamar, se le ocurriera decir que tuve una época de melenas, de chaqueta de cuero con imperdibles y pins y cadenas, lo negaré, lo negaré todo.

Tbo, ¿fueron las mujeres, o nosotros que no nos concebimos con ni sin ellas?

David Morán dijo...

Por lo que puedo apreciar, no soy el único que vivió eso, ni el más alocado como me lo suponía. Amigo Mikel: ¿Cambiaste el punk por el hip-hop?

Ahora veo porque todos nos llevamos tan bien.

Luis Amézaga dijo...

Soy un admirador del hip-hop y de sus poetas, aunque muchos lo consideran vulgaridades de rima fácil, y procaces sin más pretensiones. La verdad es que a veces también yo tengo dudas, David.