Breve trasmisión
entre el Capitán Antonio Buñuel (Remolque Esfinge) y el Alférez Carlos
Lisboa, durante
su jornada laboral 344. Remolque de asteroide Homérico S-742 en el primer cinturón de
anillos.
Mi hermano ha caído en desgracia Carlitos. Y eso Capitán. Es su mujer, lo tiene en
la cuerda floja ¿Se está divorciando? Así es. Mi cuñada interpuso una demanda de
divorcio, al principio claro, después tomó otra estrategia. ¿Cómo pudo ser? Bueno, antes le envío
una imagen de mi querida cuñada, vea en su monitor ¡Ah, por todos los monstruos mitológicos, parece una garrapata hinchada! Ahí la ve en
sus mejores galas, ya se puede imaginar a ese animal desnudo Carlitos. ¿Por qué se casó con ella su hermano?
Para tener un porvenir seguro y no sufrir como nosotros. Entiendo, se buscó otra. Le envié otra, una delicia de androide que
le gané en una apuesta al Almirante, después se la obsequié a mi hermano en su
cumpleaños. La descendiente de Cuasimodo
lo demandó por adulterio, pero como no se trataba de un humano real, sino de un
objeto, el juez no encontró razón que justificase la falta. ¿Entonces, en qué sustenta el caso la
señora? Fíjese bien la acusación: Falta de atención marital,
específicamente sexual, además del cargo de contrabando; porque esos androides
están prohibidos en la Colonia espacial donde actualmente residen. Le han
detenido. A ver si entendí capitán, le
demandan por no… Y sin tocar tablita. ¿Cómo?
Cero reparticiones de bienes, mi pobre hermano se queda en la calle. Parece un chiste Capitán. Si yo viviese en
esa Colonia con mi esposa, y regreso de
una espantosa gira espacial, cansado, estresado
y no le puede cumplir a mi mujer y ella se enfada… Va preso Carlitos ¿En qué época de la historia de la humanidad
se quedó estancada esa Colonia Capitán? Bueno, si usted considera que gran
parte de la legislación civil de esa Colonia está fuertemente influenciada por
un feminismo radical, que las mujeres representan la sustentación productiva y
que los hombres son uso ociosos profesionales que viven del parasitismo, pues
yo veo justa la ley. Caramba,
semejante ley aún en nuestros tiempos. Los hombres cambian, el tiempo no,
Carlitos. Por eso cambiamos para seguir en lo mismo. En el pasado, religiosos,
filósofos, científicos y políticos añoraban un futuro donde su postura rigiera
el único estilo de vida posible, y los detractores quedasen condenados a los museos e enciclopedias. Todos
están aquí. Antes se creía que, con la extinción de los tiburones, los abogados
iban a desaparecer, y ya ve, pues sigue
aprovechándose de nosotros como les viene en gana. Por eso me dan risa esos
teístas desesperados por la carga de la prueba, no se atienen a la fe que sus
profetas demandan, o a los escépticos con su nadería, negando a Dios mientras
emplean la ciencia para jugar a los divinos creadores ¿Se acuerda cuando
llegaron al planeta Tiris? unos primates los recibieron con veneraciones y
sacrificios, no dijeron nada, se dejaron mimar ¡Hasta pirámides les
construyeron esos monos!
Grabación interrumpida.
Autor: David R. Morán .
Foto extraída de AidA
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