“Invierno, los corazones palpitan sangre
escarchada, apenas mantienen en pie el cálido movimiento de los cuerpos. En Las
Profundidades Imperecederas la distancia, el tiempo y el fulgor infernal, que
también se difuminan, pierden sustentación; espacio inhóspito y estéril más
allá del bien y del mal, que no son otra cosa que abstracciones vagas carentes
de sentido ante el amplio firmamento de una estepa gélida, protegida por una
bóveda hosca y sepulcral. Ahí no hay sitio para la verdad o la mentira, ni
canon de belleza, sino la oscilación penal de la verdad ahorcada. También la
razón es un susurro de agonía inmortal, donde la mente huérfana de estrellas se
evapora y la brújula cae presa de la paranoia, porque no encuentra ni siquiera
un pretexto para existir, y la ven pasar, calamitosa, como espectro en busca
de sustento y cobijo; sólo se escuchan
ecos de vez en cuando, de risas alienantes sin propósito. Espejismos narradores
desprovistos de moraleja penetran los oídos; ciencia sin frutos perciben los
ojos, terreno indiferente donde se erigen promontorios de paradojas que sólo
sirven de obstáculo a la compañía del Rey. Es la tierra donde canta el vendaval
seco una canción en apariencia armónica pero falaz.”
Del capítulo I “Psicum”.
“Soledad, sustrato donde habita un espíritu extraviado del
colmenar, víctima del exilio o por la renuncia de su voz puesta a la deriva,
ahora ausente del coro. En la soledad, según los eslabones más fuertes que atan
la cadena armoniosa, se lleva a cabo el acto más cruel proferido: la
degradación humana.
Soledad, refugio de visionarios, cuna de la más recóndita
meditación que ilumina con su luz el mundo con una verdad renovada, donde el
espíritu se encuentra consigo mismo para reformarse ajeno al invariable molde
que rige a la muchedumbre.”
Extracto del capítulo V
de “Psicum”
Esta es la segunda
novela completada en un plazo de dos años, creo. Se trata de las peripecias de un
loco profesor que vive en la colonia Kennedy de Tegucigalpa. La obra, de corte fantástico
(surrealista), está ubicada temporalmente durante la crisis política acaecida
en Honduras en el año 2009. Pensé que las editoriales locales me harían caso.
Me equivoqué. Probé mandarla al exterior. Ni el viento foráneo me vino de
regreso. El libro quedó archivado con la etiqueta “otro proyecto fracasado”.
Esta es la
sinopsis.
“El Artificio de la Realidad” cuenta la
historia de Agustín Medina, humilde profesor de secundaria, que vive en su
convulso país Honduras. Agustín comienza a experimentar una serie de síntomas
físicos y psicológicos agobiantes, y presiente, con pavor, que se encuentra al
borde de la locura. Con semejante predicamento, brega con una serie de
ridículos impases hasta perderse en la confusa maraña de extraordinarias
visiones, ya que “su realidad” ha sido trastocada desde los cimientos, hasta
descubrir algo que muy pocos seres humanos saben que existe y posee gran
influencia sobre la vida en la Tierra. El protagonista intenta ser absuelto de
su penosa situación; sin embargo antes tiene que enfrentar la carga de la
prueba, pero ésta, una y otra vez, se le escabulle de las manos.
Si bien todo da inicio con una especie
de narración fantástica, Agustín despierta en la abrupta realidad hondureña no
menos sorprendente. Se debate entre pesadillas reveladoras, aparentes delirios
y alucinaciones, ocurrencias estúpidas, enredos familiares y nacionales,
confabulados para construir una aventura que espera agradar al lector.
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