miércoles, mayo 21, 2014

El último vagón del último tren





A Karina Medrano. 
Nadia corre apresurada
a la estación del tren;
nadie la acompaña
en su larga travesía,
sola y vestida con donaire espera
a que el amor la bese
y se la lleve en el tren.

Nadia aguarda con discreción
y esperanza;
otras, como ella,
abordan cada vagón,
llevan maletas
donde custodian la estrella
con el ánimo de pegarla
en una nueva constelación.

todas caminan a paso lento por los pasillos,
mirándose con celo
mientras se leen el destino.
caminan con sutileza
pero dentro de sus pechos
hay temblores de una ansiosa locomoción.

Suena el pitazo
¡Nadia despierta de un sobresalto!
el tren comienza a partir
con las jóvenes que dicen adiós.
Nadia corre como gacela,
en su cabello una flor,
en sus manos el billete
que la familia le compró.

Nadie corre desesperada
tras el último tren,
Nada detiene la fiera marcha
del recorrido;
pero su flor palidece
por el largo sueño.
el ánimo se ausenta
y ya nada se puede hacer.

Nadia salta en un último esfuerzo,
todas las sujetan
para que no se caiga del vagón,
y desde el tren, ella mira,
la estación lejana.

Allá quedó, abandonado,
el amor que juró besarle los pies,
y la vio cómo se alejaba,
solitaria por siempre,
en el último vagón del último tren.

Poema incluído en el libro digital "La Guerra Ajena".
Ilustraciones: Felipe Solano. 
 

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