martes, diciembre 23, 2008

El Nacimiento


Me contaron de Santa Claus cuando era niño. Con el paso de los años recibí una terrible confesión: todo era un engaño. Las mentiras blancas siguen siendo mentiras. Luego viví con temor, pensando que el Sempiterno fuera otra de esas fábulas infantiles, que todo terminaba bajo una lápida y punto.

Hoy navego sobre el turbulento océano de la fe y la razón a bordo de una paradoja como barca. Cuando llego al puerto de los feligreses, las aguas me abandonan; pero cuando encallo en los arrecifes de ciencia, las aguas me devoran hasta convertirme en pez. Y creo, creo que más allá hay un continente nuevo, un lugar por conocer.

Feliz Navidad y próspero año nuevo. Me identifico con el avatar católico, aunque distante de su rebaño. Seguiré posteando cosas nuevas para el 2009, claro, si esta criatura atemporal me lo permite.

Saludos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

A ver si coincidimos en ese lugar; tarde, pero coincidimos...

Anónimo dijo...

La fé forma parte de la vida.
Feliz 2009!!!

Saludos

Michi dijo...

Qué triste sería la vida sin esperanza...feliz año David!!