Colgada del palo
ondea a destiempo
la bandera de la muerte y el desconcierto.
Pálida fuga para la que no se encuentran aplausos,
sino lágrimas mudas y ocultos remordimientos.
Ante la propia ignominia es inútil juzgar,
salvo entender la razón de izar la soltura
en homenaje a la triste cavilación.
El tiempo sabrá repartir el debido respeto,
pero al crimen muerto le será difícil devolver
Las flores de su panteón.
David Morán. Tegucigalpa. Enero 2008
3 comentarios:
Por si acaso: Se hace constar que la presente entrada no tiene nada que ver con futuras pretensiones del autor. :P
Saludos.
Algunas ramas piden a gritos un cuello que colgar. Con el otoño se recogen los cuerpos caídos. Para la vuelta, alguien habrá cambiado las flores del panteón.
¡Valga la aclaratoria de las pretensiones del autor! Y algunos cuellos quizás andan buscando alguna rama tambien, aunque en el otoño es cuando menos sucede. Casi siempre es en invierno o a principios de primavera, por lo del frío, que casi siempre se asocia a la muerte.
Siempre hay un alma caritativa que lleva alguna flor al panteón :]
Saludos
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