martes, agosto 21, 2007

Fantasma Hiriente


Ya no es el mismo poeta.
Ese diamante en bruto que se puede esculpir,
perdió el encanto de la buena palabra.
Ahora se deja llevar por el remolino del parque,
los versos redundan sobre el mismo principio,
toda su obra decae, en sapiencia y cordura.

Pero sigue con su trabajo,
más extenso que el nuestro.
A pesar del dolor que le produce el vacío,
ha transformado la necesidad de escribir
en un ácido y despreocupado vicio.

Autor: David R. Morán.
Tegucigalpa, Agosto 2007

5 comentarios:

Luis Amézaga dijo...

Me siento identificado :(

David Morán dijo...

Yo también.

Saludos

Michi dijo...

Michi tambien os habia identificado ;-)

Natalie Sève dijo...

No pues!!
Solo concedamos un momento para sentir así y luego de vuelta a la mirada honesta para seguir creando.
(O, a sentarse en calma hasta ser revisitado por la inspiración.)
Claridad y abrazos para tí!!!!!
Natalie.

El cuartoscuro dijo...

hermoso amigo!! Un abrazo