miércoles, mayo 11, 2005
Un Silencio Innecesario
El perno se me calló de las manos
Ya no le doy vuelta al tiempo
El tiempo me devuelve los pasos
Las palabras
Me reprochan los años
Quiero decir algo
Pero esta humedad
salen encogida de brazos
¡Caramba!
Extravié la lógica
Tengo alma
Tengo sangre impetuosa
Tengo un bolígrafo cargado
Llega la poesía
Y me falta el hambre.
Atrás quedó el llanto
Enfrente manos frescas recién lavadas
Una conciencia con aguijón de abeja
Los Mea Culpa no pueden suturar heridas
Llega la hora
El rostro cae de su pedestal
Tras el silencio nos acongojamos.
David R. Morán
Tegucigalpa. abril del 2005
Foto: Estructura del silencio
www.crisol.cult.cu/.../ frojas/galfrojas/images/
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4 comentarios:
Tras el silencio nos acojonamos, ah, no, acongojamos. Bueno, las dos valen. El silencio desaparece en cuanto se le nombra.
Mis pensamientos hacen tanto ruido que no me dejan conciliar el sueño. Deseo sentir al mismo tiempo y es cuando no pienso, que dejo libre el alma, solitaria se eleva justo por encima de la maquinaria del corazón. Es entoces cuando siento que todo lo puedo pensar, siento lo que no puedo pensar.
Hola David, gracias por la visita y la invitación a leer tu relato, definitivamente Kafkiano, de pronto parece que Kafka fuera profeta y hoy sus cuentos son retratos de la vida cotidiana.
SALUDOS!!!
idas sin vueltas,
rodeando la presa.
incándole directo el diente en la yugular del sentimiento.
Mientras brote sangre ¡bébela!
un manantial abierto no debe ser desaprovechado.
No hay arrepentimiento.
Mr Morán, pasé de la sorpresa al deleite! muy bueno!
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