El Alma de un Lápiz

¡Qué difícil resulta moverse cuando la sangre se contrae! El pulso tiembla y la letra arroja los humores del alma temblorosa. A pesar de que el significado es claro (en tinta negra fulgurante) el test se adultera; no, no, no se trata de drogas, se lo juro, ni siquiera me he emborrachado en mi vida señor. Permítame repetir los trazos, hágame ese favor ¿Si? Sólo necesito una oportunidad.

-¡Pero si con esta ya van veinte veces!-

Lo sabemos, comprenda usted que los dedos padecen de artritis; hoy en la mañana no pude ni sujetar el pene cuando fui al baño. Lo placentero se convirtió en algo trágico, ni se lo imagina.

-¿...?-

Yo creo que es mal de familia, es que no tuvimos una buena educación en la infancia, mi padre era de aquellos campesinos de antaño a los cuales un buen arado y el crepitar de la lluvia le bastan para vivir. Yo entré a la escuela a los dieciocho años, pero me sacaron para hacer el servicio militar. Aprendí a leer y ha escribir por cuenta propia, sé que es difícil de creer, pero así fue.

-¿Artritis a los veinticuatro años? Le dije que me dibujara un árbol, no que escribiera un poema-

Éste es un árbol señor, éste es un árbol, mírelo bien:

Si,
Y calló una lágrima
De la cual el sol y la tierra hicieron fiesta
Arropada en el vientre creció
Resurgiendo como inmensa bestia
Hoy es casa de monos
(Locura Infernal)
de manoseos y promiscuidades acrobáticas
se acomodaron hogos y el cáncer se lo come
haciéndolo terrones de aserrín
¡Maldito Gorgojo!
Aún así que fruto más dulce, sano y nutritivo da
Ya pues, lo conocéis muy bien
Sin temor un niño se columpia en uno de sus brazos
Ahí los pájaros apearon su familia del invierno
Lo último que supimos de él es que sus raíces
Destrozaron las tuberías
Su sombra nos protegió
Y su manto ni ante el invierno sedia.
Era
Muy
Fuerte
Su
Base que el mismo hierro tardó días eliminarlo, luego fue la materia prima que utilizó
El carpintero para crear a pinocho.

Ahora que soy niño de verdad
Ya he podido escribir este poema acerca de mi pasado
Sin avergonzarme de él.

-Es inútil hacerle entender a usted, le dije que me dibujara un árbol, no que me escribiera un poema ¡llévenselo a su celda!-

Autor: David R. Morán
Tegucigalpa, Mayo 2005.