viernes, abril 22, 2005

Ladrillo Sideral

Se cepillaron los cuernos aquellos bueyes
Le dejaron caer el peso tránsfugas de la tarde
Convirtiendo su esperanza en herramienta para el arado
Ya no es un hombre sino células de a millones
Apretujadas en un cáncer sin nombres ni apellidos
En un esfuerzo que se diluye por domar tantos estribos
Ya se fue sin volver jamás a consentir el yagual
Sin apreciar los ojos de la niña en su retina
Despidiéndose del burdel preparado por su querer
Escuchando como se duermen las semillas
El sol se cae ante sus pies y le quema la música
La sangre hecha chicha hierve en la hoya de barro
De su corazón retumba la última feria de invierno
Ahora transmuta sobre el espacio de diamantes
Entre una codificación de constelaciones divergentes
En medio de la nada de Dios que es impensable
Donde se prepara para ser feliz definitivamente
Y por vez primera cae incólume sobre el maíz amado.

David R. Morán
Tegucigalpa, abril de 2005.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Bellísimo.

Anónimo dijo...

es la primera vez que te leo...y me he quedado encantada.....Te dejo un beso....Lunaaaaa.blogia.com

Anónimo dijo...

Mis palabras se han diluido en las tuyas, bonita forma de comunicar algo que duele. Un abrazo.

Luis Amézaga dijo...

Nada pesa en la Nada. Nada, otro concepto que se rompe en cuanto se pronuncia.

Anónimo dijo...

Gracias a todos por sus comentarios!!