Soy un hombre tardío,
Envejecido en los jardines de la juventud
Baladí de la musa cimbrada
A quien no le pasan mis versos inventados
Que no son sino oraciones fracturadas
A sazón de variaciones subliminales.
Los años me pasan por encima para olvidarme
Me pesan las encías del tiempo inexistente
Inexplicablemente.
Maduré entre frutos prohibidos
Sin caer del árbol de la vida
La tierra subirá en mi busca para enterrarme
O dejar que germine la semilla del seso
Dentro de su fértil vientre de odalisca pendenciera.
¿Quién seré?
Quién sabe
David Morán
Tegucigalpa.
Junio 2008
Envejecido en los jardines de la juventud
Baladí de la musa cimbrada
A quien no le pasan mis versos inventados
Que no son sino oraciones fracturadas
A sazón de variaciones subliminales.
Los años me pasan por encima para olvidarme
Me pesan las encías del tiempo inexistente
Inexplicablemente.
Maduré entre frutos prohibidos
Sin caer del árbol de la vida
La tierra subirá en mi busca para enterrarme
O dejar que germine la semilla del seso
Dentro de su fértil vientre de odalisca pendenciera.
¿Quién seré?
Quién sabe
David Morán
Tegucigalpa.
Junio 2008
6 comentarios:
Wuaoh que profundida.
Envejecer están cevero su recorrido por nuestro cuerpo, tan volátil, tan sútil y tan despreciable al mismo tiempo, comienza a robar, en vez de dar, te quita capacidades distintivas de tu personalidad, casi dejándote inreconocible de quien fuiste, pero es dulce en alguno de sus momentos.
Beso
David, seras lo que quieras ser... ;-)
El sueño se hace a mano y sin permiso
Continuarás siendo quien eres por los siglos de los siglos.
Saludos y un abrazo
Que hermosa imagen la de la tierra subiendo en nuestra búsqueda, cuando así sea, sólo nos quedará arrodillarnos sobre su vientre...
un abrazo
Natalie.
Qué suerte tienes de saber quién eres!!!
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