lunes, marzo 31, 2008

Hombre en el campo


El asombro en mi mente por semejante faena equivale al de un agudo dolor en el espinazo. Compadecerse daría paso al altruismo de propaganda, forma que enmascara el acto de denigrar a nuestros semejantes.

La fortaleza exhibida es encomiable pero no sorprende. Los vetustos e invisibles músculos de caoba no han sido moldeados al azar. Ni el sudor que refresca su frente se rinde ante la intolerante fuerza del tiempo y la tortuosa distancia.

Me sorprendería, sí, tener la fortaleza necesaria para sustituirlo. Ser el atlas que carga con facilidad su mundo en mi despreocupada espalda.

David Morán
Tegucigalpa
Marzo 2008


Foto de: Raúl Morán

5 comentarios:

SHEREZADE dijo...

Tu nunca dejaras de sorprenderme. Tenia un tiempo fuera de por aqui y venir a visitar aun amigo y ver que su talento no ha desendido, sino que va cada dia evolucionando. Me tocaste, esta forma de trabajo, es usual en nuestros campos de Republica Dominicana, en los envejecientes.
Un beso
Dios te bendiga siempre

Luis Amézaga dijo...

Me ha tocado trabajar la tierra en mi mocedad. Viñas, patatal y huerta. Era una herencia del abuelo que trabajó toda su vida de sol a sol para ver crecer la hierba.

Anónimo dijo...

Hace unos días fuí a un pueblo acá cerca de la ciudad y llamó mi atención que la gran mayoría de las personas que vendían en un mercado sus verduras, eran de la tercera edad. Más me sorprendió su fortaleza al ver como transportaban la carga sobre sus hombros.
Comprendo el asombro en tu mente por semejante faena.
Excelente post

Saludos David

Anónimo dijo...

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